Si crear una empresa siempre es tarea complicada, su evolución para que se acople permanentemente a los cambios de los entornos, y lograr continuidad en su crecimiento hasta alcanzar un tamaño suficiente en el que apoyar el desarrollo de unas fortalezas críticas para el futuro, es responsabilidad aún más difícil. Cada vez es más necesario distinguir entre “Dirección” y “Gobierno”, comprender la necesidad de que ambas posiciones ejercidas en la empresa de manera separada por personas no plenamente coincidentes, y actuar en consecuencia, teniendo en cuenta una serie de aspectos que no son sencillos ni evidentes. Para ello nada mejor que un consejo de administración, procedimiento ideal para tratar la creciente complejidad de las empresas y armonizar los diversos intereses de los propietarios.
La necesidad de una gestión más eficaz parte del consejo de administración es cada vez más intensa a medida que una familia y su empresa se desarrollan y aumenta su nivel de complejidad.
Las empresas familiares requieren mecanismos de buen gobierno para conseguir sus metas y tener éxito de generación en generación. Estas estructuras de gobierno contienen los planes, declaraciones, políticas, normas y acuerdos que permiten a las empresas familiares definir su razón de ser y su identidad.
Otro órgano de gobierno es el comité de dirección, cuya principal misión es la integración de los directivos, diferente al del consejo de administración, cuyas principales tareas consisten en la supervisión, el desarrollo del equipo directivo y la aportación de conocimientos. En función de las posibilidades en las empresas familiares, se estudia cuál debe ser la composición del consejo de administración (directivos, propietarios, independientes) y las normas de funcionamiento para que se incremente su eficacia, tanto en el gobierno de la empresa como en la continuidad del carácter de empresa familiar.
Nuestro interés es el de crear, y desarrollar un consejo consultivo o de administración que se adecué a las necesidades de la empresa, tomando en cuenta los deseos de los accionistas en cuanto a desarrollo y continuidad de la empresa.
En la empresa familiar es además necesaria la preparación de los accionistas y la capacitación de algunos de ellos para ser miembros del consejo de administración.